GUELMA, archivo de cuerpos que bailan

“GUELMA, Archivo de cuerpos que hablan” trata de los procesos de transformación y emancipación personales y colectivos a través de una visión multicultural y feminista que se inspira de un intimo político nutrido por una historia familiar mestiza y migrante y de las luchas sociales del siglo XXI.

Es un relato autobiográfico que cuenta lo humano mediante el recorrido de un cuerpo reprimido luchando urgentemente para emanciparse de toda dominación, a través de su agilidad, versatilidad, resiliencia y poder de transformación, para luego soltarse, al menos durante un instante, de todo yugo y celebrar bailando.

El cuerpo en escena pasa por diferentes personajes gracias a lenguajes contrastados y un juego de cambio de vestuarios que traducen un proceso de liberación y aceptación en un ambiente sonoro que nos hace viajar desde Algeria, país natal del abuelo de la creadora intérprete con la música Chaabi, hasta America Latina con un DJ Set final de fusion dembow/cumbia bailables.

Así, luego de ser testigo del proceso de liberación del cuerpo en escena, el publico esta invitado a ser parte de una celebración colectiva donde la bailarina invita al público a bailar en el centro del escenario, con prendas y accesorios de fiesta, al ritmo de un DJ Set ecléctico, popular e inclusivo. Quién se atreve a aceptar la invitación, se autoriza a un instante catártico por lo intrínsecamente liberador que es el baile, removiendo lo estancado, sin censura.

GUELMA, Archivo de cuerpos que bailan es una oda a la libertad, pero también es una historia de lucha para la libertad. Se basa en una investigación personal autobiográfica y psicoanalítica desde una mirada íntimamente colectiva que trata de las historias de migración, opresión, transformación y liberación. La obra se llama “GUELMA” en homenaje al pueblo de nacimiento del abuelo argelino de la creadora.

Así, las referencias que fundamentan la obra son, por una parte, la historia de las migraciones desde Argelia hacia Francia, y mas específicamente la historia compleja de los judíos argelinos que fueron obligados en irse de su tierra al momento de la descolonización y

por otra parte, la estética y simbología vinculada a la fiesta, la celebración, específicamente estas celebraciones que incluyen las diversidades y que borran las fronteras de los géneros y dan espacio a todas las versiones que una quiere ser.

Finalmente la obra tiene varias capas de lectura que buscan entregar mensajes que se adaptan a las vivencias de cada espectador, quién puede identificarse y de una cierta forma invitarse a liberarse.

El guion está estrictamente vinculado a la banda sonora, la cual esta inspirada en la música Châabi (música tradicional de la zona del Maghreb), música electrónica experimental, hip-hop y afrobeats. La evolución de la banda sonora, al igual que la obra sigue un continuum que parte de una sensación nostálgica a una sensación de alegría liberadora, pasando por momentos oprimentes y angustiantes. La música de la obra está en su mayoría compuesta específicamente para la pieza, por un artista de música urbana y acordeonista “Clave de Solfeggio”. El DJ Set final busca ser un popurrí popular, que da ganas de bailar, sin importar de que la elección musical se sienta “cool”, rindiendo así homenaje a la cultura popular y valorizando la belleza de lo simple. La selección musical de este “popurrí” evoluciona

según los espacios (países) donde se presentará la obra.